Esta mañana, partíamos a la hora prevista con dirección Piedrabuena. Pero no sin antes visitar, en primer lugar la ermita del cerro de Alarcos. Allí ilustraron a los participantes con la historia de este lugar.
Recuperamos el camino que nos desvió a cerro de Alarcos para realizar una parada en Alcolea de Calatrava. Allí el Sr. Alcalde nos recibió y se exibieron los vehículos ante la mirada curiosa de los lugareños.
Y finalmente llegamos a Piedrabuena. Una mayor expectación encontramos en cuanto pisamos la tierra de la torre de oro en campo de sinople. Allí el Sr. Alcalde nos recibió en el ayuntamiento, donde obsequió a los participantes con una botella de aceite y unas palabras que recorrieron la historia de Piedrabuena. Nos invitó a visitar la plaza de toros, que fue un castillo antaño, a un refrigerio. Y pudimos comer unas habichuelas con perdíz; comida típica muy característica de la zona.
A eso de las 16:30 partíamos hacia el merecido descanso, ya en Ciudad Real, hasta las 19:30 cuando nos recibieron en el Rincón de María con un ágape con el que quedamos muy agradecidos.
Ya cerca de las 21:30 salimos para el Club Nudos, donde tuvo lugar la cena de clausura y entrega de premios del XXX Rally de Alarcos. En el transcurso de la cena tuvimos la oportunidad de contemplar y algunos hasta participar de una sesión demostrativa de tango, por parte de la Asociación Malevaje de Ciudad Real. Como no podía ser de otra manera, se rindío un modesto homenaje a Don Benito Lillo. Comisario Deportivo de la Escudería Alarcos, que nos ha prestado siempre su buen saber hacer, amistad y compañía.
Enhorabuena a todos los premiados, participantes y a la organización por habernos hecho disfrutar un año más.
Hasta el año que viene.